Capítulo treinta y ocho: Te quiero y no te dejaré.
Gael no podía dejar de dar vueltas en la habitación. Se estaba volviendo loco y no era dueño de sus actos. Algo que lo asustó muchísimo, porque en aquellas condiciones, era capaz de cometer cualquier locura.
—¡Ve a hablar con ella!
Gael estuvo a punto de tirar el móvil, airado.
— ¿Sabes una cosa, Dorian? Estoy harto de tus consejos. Iré a ver a Olivia cuando yo decida que ha llegado el momento.
—Siempre serás un cabezota — protestó su hermano.
—Yo también me alegro de hablar contigo — Gael cortó la comunicación y tiró el móvil sobre la mesa.
Llevaba tres días sin hablar con Olivia y le habían parecido tres años. El hotel donde se alojaban los trabajadores de la empresa Rutherford estaba a unos kilómetros del hotel Stratos, pero parecía como si estuviera al otro lado de la luna. No ver a Olivia lo estaba matando.
Gael se pasó una mano por el pecho, un gesto que se había convertido en una costumbre, pero el dolor que s