Capítulo treinta y nueve. Sin ti no tengo nada.
—A partir de ahora, solo la verdad — estableció Gael —. Empezando ahora mismo: te quiero tanto que voy a necesitar una extensión de nuestro acuerdo matrimonial.
Olivia sonrió.
—¿Durante cuánto tiempo?
—Creo que para siempre.
—¿Eso es todo? — bromeó ella.
—Para siempre y dos meses más — dijo Gael —. ¿Qué tal suena eso?
— Suena maravilloso — respondió Olivia —. Y ya que estamos siendo sinceros: te quiero, Gael Rutherford. Más de lo que había creído posible amar a nadie. Y no voy a dejar que te eches atrás. Tenemos un acuerdo y hay que cumplirlo.
— Es la mejor noticia que podrías darme — asintió Gael, apretándola con tanta fuerza que podía notar los latidos de su corazón. Se sentía entero por primera vez en su vida y debía darle las gracias a aquella mujer asombrosa —. Sin embargo, hay algo que quiero enseñarte.
Sin soltarla, abrió un cajón del escritorio del que sacó unos bocetos.
—¿Qué es esto?
—Nuestra nueva casa —