Capitulo treinta y uno. Nada de amor.
En unos segundos, estuvieron desnudos. Gael sacó un preservativo de la cartera y, después de ponérselo, se tumbó en la cama con ella para lamer y besar sus pechos hasta que Olivia tuvo que arquearse hacia él, desesperada por liberar la tensión.
Gael susurraba palabras cariñosas mientras seguía torturándola con sus labios y ella respiraba con dificultad, perdida en las sensaciones que solo él podía provocar.
Cuando se deslizó hacia abajo, besando su abdomen y la cara interior de sus muslos, se puso tensa. Sin embargo, Gael abrió sus piernas con las manos y se colocó entre ellas.
—Gael…
—Disfruta — murmuró él, cubriéndola con la boca.
Olivia gimió, disfrutando del roce de su lengua en su parte más sensible. Gael lamía y mordisqueaba hasta volverla loca de deseo… Murmuró su nombre durante el primer clímax, temblando.
Y seguía temblando cuando entró en ella, llevándola a un orgasmo incluso más profundo que el anterior.
Con