Capítulo 58 Dos días
Lisa

Nunca pensé que bajar solo para buscarle un plato de comida a mi mamá terminaría convirtiéndose en uno de los momentos más desconcertantes de mi vida. Ella llevaba todo el día recostada; la fiebre había cedido, pero aún se veía débil. Quise que comiera algo caliente antes de que se durmiera de nuevo, así que tomé aire, me puse un abrigo ligero y salí de la habitación en silencio.

Pero apenas bajé el último escalón, sentí que había entrado en un lugar distinto al mismo que había recorrido esa mañana.

Había ruido. Mucho ruido.

Sirvientes corriendo, voces superpuestas, cajas abriéndose, telas extendidas. Todo sucedía demasiado rápido, como si alguien hubiera dado una orden urgente y el mundo entero se estuviera moviendo para cumplirla.

Mis ojos recorrieron el caos, intentando entender.

Un grupo de mujeres acomodaba manteles blancos en una mesa enorme. Otros colgaban guirnaldas plateadas. Un florista abría cajas con rosas y ramas de algo brillante que jamás había visto. A
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