Axel observó cómo la perplejidad en los ojos de Miriam se mezclaba con un hilo de curiosidad. Era un progreso frágil, un hilo del que tirar con sumo cuidado. Sabía que la comodidad basada en una mentira o una omisión se desmoronaría al primer susto. Vincent tenía razón: necesitaba estar entera. Y para eso, necesitaba saber. Necesitaba entender la magnitud de lo que había pasado y las reglas del mundo en el que ahora estaba atrapada.
Su media sonrisa se desvanece,reemplazada por una seriedad respetuosa. Su voz pierde el tono de broma, la mira serio antes de hablarle .
—Miriam, se que aún estás recuperándose pero hay cosas que debes saber. Cosas importantes y que no pueden esperar más tiempo. La primera es que Mason está detenido. Está bajo llave, en una celda de nuestro territorio, y no saldrá de ahí hasta el día que se lleve a cabo su juicio y solo ese día se decida su destino.
Él vio cómo sus ojos se abrían de par en par, no con alivio, sino con un escepticismo instantáneo y amargo.