Axel sale del baño cargando a Miriam, cuya respiración aún es entrecortada pero ahora más regular, agotada por el estrés del ataque anterior. Camina por la habitación, ignorando el charco que dejan a su paso. Kaila los espera justo en la puerta, los ojos de la anciana se ilumina cuando ve que el la lleva en brazos, la pila de ropa seca y varias mantas gruesas de lana en los brazos. Se acerca con su mirada experta evalúa la situación física de Miriam, asiente y con voz práctica pero suave,dirigida a Axel
— Deja a Miriam en la cama, toma la ropa que traje es para ti. Ponte algo seco o no servirás de nada para nadie. — Le extiende unos pantalones y una camisa sencilla de lino— A ella la ayudo yo.Ve a la habitación de al lado y cámbiate.
Axel duda por un instante, sin querer soltar a Miriam. Su instinto le grita que no se separe de ella. Pero sabe que Kaila tiene razón, ella no se sentirá a gusto para cambiarse con el cerca, se dice a sí mismo que debe ser paciente. Aún así una peque