Capítulo 29. La frustración de Tobías.
La frustración y la rabia se apoderaron de Tobías Praga, que acabó estallando el vaso de cristal contra la pared, dejando fragmentos que se esparcieron como esquirlas de su fallida ambición. Su intento de engañar a Francesco había sido un fracaso absoluto con consecuencias nefastas.
Las siguientes cuarenta y ocho horas se habían convertido en una tortura: una carrera contrarreloj en la que todos sus esfuerzos por colocar una parte del valioso lote de perlas y obtener la liquidez necesaria para saldar sus deudas con los diseñadores habían sido en vano.
La red de contactos que creía sólida se había desmoronado ante la evidencia de su traición, y la perspectiva de enfrentarse a las demandas y la ira de aquellos a quienes había defraudado lo sumía en una desesperación cada vez mayor.
El tiempo se agotaba y, con cada hora que pasaba, la soga de sus problemas financieros se apretaba cada vez más alrededor de su cuello.
—¿Acaso se presentan dificultades en este edén? —inquirió Marta, detenién