Capítulo 146. Hermosa Familia.
—¡Los abuelos están por llegar! ¡Tenemos hambre! —gritaban sus dos pequeños terremotos, sus voces resonando por la casa con la energía inagotable de los niños.
—Date un baño, amor. Yo atenderé a nuestros pequeños —se ofreció Francesco, saliendo de la cama con una rapidez sorprendente y acudiendo de inmediato al llamado de sus gemelos.
—Giovanni, Camila, ¿por qué gritan tanto? —preguntó Francesco, un poco avergonzado, al reunirse con sus pequeños en la sala.
—No tenemos la culpa, papá. Mamá y tú gritaron primero —respondió Camila, con una inocencia desarmante que hizo que el rostro de Francesco se pusiera rojo al instante.
—¿Qué? —articuló Francesco, sin poder creer lo que escuchaba.
—Mamá gritó: ¡Francesco! —explicó la pequeña de seis años, con una seriedad que casi lo hacía reír—. Y pensamos que pronto nos gritaría a nosotros para comer, pero no fue así…
—Sí, y luego te dijo: ¡Por favor! —agregó Giovanni, el hermano gemelo, con una curiosidad completamente inocente—. ¿Qué le hacías a