Capítulo 127. Lo estaban siguiendo.
Francesco se sintió profundamente aliviado de que Catalina no estuviera en la isla. Tenía la completa seguridad de que ella lo estaba esperando en el ático, tal como habían acordado, y eso le brindaba una tranquilidad que no había sentido en días.
La noche anterior, a pesar de su deseo de ir a su encuentro, no había podido hacerlo. En un momento crucial, se dio cuenta de que lo estaban siguiendo, una sensación inquietante que lo obligó a cambiar sus planes de inmediato.
Con la preocupación de que su propio móvil pudiera estar intervenido, le había enviado un breve y críptico mensaje a Cata, esperando que ella entendiera la situación sin revelar demasiado.
No fue hasta ese mismo día que había logrado adquirir un nuevo teléfono, uno que esperaba que le ofreciera la privacidad necesaria para comunicarse sin riesgo.
—Déjame solo, por favor, Vito —pidió la voz, con un cansancio evidente que apenas si podía disimular. Su tono, aunque suave, no admitía discusión, revelando una necesidad urge