Capítulo 121. Deseo profundo.
Catalina sentía un anhelo que la consumía lentamente, una ausencia profunda que la dejaba incompleta, como si una parte esencial de sí misma le hubiera sido arrebatada.
Su falta era notoria en cada rincón de su día, en cada silencio que se extendía, en cada espacio vacío a su lado.
Era una sombra persistente en sus pensamientos fugaces, en las tareas cotidianas que antes compartían y ahora se sentían a medias.
Extrañaba su presencia en un sinfín de aspectos, desde el más trivial hasta el más íntimo: la forma en que su voz llenaba la casa, el simple sonido de sus pasos, las bromas que aligeraban el ambiente y los gestos de complicidad que solo ellos entendían.
Pero lo que más anhelaba, aquello que la desvelaba en la quietud de la noche y la perseguía en la luz del día, era la calidez de su abrazo protector.
Deseaba profundamente volver a hallar refugio en esos brazos fuertes y familiares que la hacían sentir segura, envuelta en una burbuja de paz.
Añoraba la sensación de fundirse con é