Volví a mi despacho para hablar con Alicia de Samantha. No quería tener problemas, pero no podía permitir que Samantha se quedara en la calle por mi culpa, por culpa de papá y esas fotografías que tenía para usarlas en mi contra que me obligaron a elegir a la otra diseñadora.
―Al fin subes―dijo, Alicia cruzando sus brazos.
―No quiero discutir…
―¡Nunca quieres nada, Liam! ¿Qué hace la empleada aquí?
―Ella iba a trabajar con Silverman, pero al final cambié de opinión y elegí otros de los diseños.
―¿Espera? ¿Habías escogido los diseños de esa?
―Se llama, Samantha.
―No me interesa su nombre…
―Sí, había escogido sus diseños, pero sin saber que era ella… la misma de la granja.
―No entiendo nada, Liam. Pero no la quiero aquí. Es nuestra empresa…
―Tienes razón… Le ofreceré trabajo en “Fast” o en “Glamour”, que sí son mías…―dije profundamente molesto con Alicia. Ya se estaba pasando de los límites que podía tolerar.
―No te atrevas… ¿Por qué insistes en darle empleo?
―¿Por qué no hacerlo? Es ta