Luego de ese extraño momento junto a Liam en el elevador, sentía que no iba a ser capaz de rechazarlo, de sentir, pero no podía ser débil. Tenía una meta, unos planes y él simplemente no podía significar algo para mí.
Pero no es fácil; por más que lo intente si, cierro mis ojos, lo imagino, recuerdo su voz, sus caricias, sus palabras que parecen ser de verdad y honestas, pero de nuevo la realidad me hace entrar en razón: está comprometido y es un mujeriego; dos razones de fuerza mayor que me deberían mantener alejada y al margen.
Salí del elevador para llevarle unas telas al diseñador Silverman; y al entrar en su piso fue inevitable no sentir tristeza por no ser parte como antes creí que sería. Le habían dado mi lugar a otra diseñadora, quizás mejor que yo, pero ahora no importaba nada de eso. Caminé despacio observando los maniquíes ubicados al fondo, telas, hilos, todo ese mundo que adoraba y del que no iba a ser parte, por lo menos por ahora.
Seguí hasta el fondo y estaba un hombre