Alexander.

¿Quién era la mujer que estaba en frente de mí? Su mirada penetrante, su aura e incluso su cuerpo, todo era diferente. ¿Cómo podía creer que se traba de Daría? La misma Daría, que vi irse con sus padres hace solo unas horas.

Esta mujer era más alta, su cuerpo en su totalidad era diferente que a la de la joven que vi llegar a esta manada. Si no fuera por su voz o por su aroma, juraría que no era la misma.

Su presencia era impresionante, el aura que brotaba de ella era poderosa.

—¿Qué ha pasado con ella? —preguntó Ares sorprendido—. ¿Cómo pudo enlazarse en nuestro enlace?

Yo, al igual que él, estaba sorprendido, sin poder hacer nada o pronunciar palabra, la vi alejarse.

Desde la distancia la estuve observando, ella estuvo disfrutando con un grupo de chicos, al parecer el vínculo no le afectaba en nada, ya que mientras yo batallaba contra Ares, quien quería controlarme, ella solo sonreía y conversaba con sus invitados.

—¿Por qué no la has rechazado? —preguntó Rubi, quien no se