He aquí a su luna.
Daría.
El festín terminó sin contratiempos, después de casi diez años. Por fin podía estar tranquila y disfrutar de mi familia y sobre todo de la compañía de mi compañero. Alexander estuvo descansando por varios días, en lo que se recuperaba del todo.
Por supuesto, no me separé de él en ningún momento, habíamos estado separados por casi diez años, así que estar lejos el uno del otro no era una opción.
Dos semanas, Alexander y yo nos fuimos de viaje. Su padre y el mío se quedaron a cargo de la manada, en lo que nosotros nos tomábamos un tiempo para nosotros.
Y vaya que si lo aprovechamos, estuvimos visitando las playas de Miami, nos hospedamos en un hotel de lujo, de donde no salimos como por tres días. Pues mi alfa deseaba poseerme en todo momento, digamos que nos pusimos al día después de tanto tiempo.
Acabé de aclarar, que ya me marcó y yo también lo hice con él.
Ahora nos pertenecemos el uno al otro y deseamos terminar nuestros días juntos y por supuesto tener muchos cachorros.
Cu