conteniéndose.
Daría.
Mis sentidos se habían agudizado más de lo que esperaba, y el más mínimo sonido lo podía escuchar.
Era realmente abrumador, sentir que podía volverme loca en cualquier momento, debía alejarme un poco, pues estar rodeada de tantas personas no me ayudaba mucho. Caminé hacia el jardín para tomar un poco de aire, por suerte nadie lo notó.
—Ama —me habló Dionisio por el enlace.
—¿Dionisio? —dije sin creer, pues se suponía que estaba a kilómetros de distancia.
—Si ama, soy yo —respondió—. Puedo sentir su incomodidad.
—Hay mucho ruido en mi cabeza, todo lo puedo escuchar, es realmente abrumador —le comenté.
—Ama, sus sentidos son diferentes y más poderosos que el de cualquier lobo, es algo normal, solo debe concentrarse en lo que quiere y desea escuchar, con eso los otros sonidos se silenciarán —comentó.
Cerré mis ojos y respiré profundo, debía intentarlo, de lo contrario terminaría en un hospital psiquiátrico.
—Piense en quién desee escuchar—me aconsejó.
A mi mente no vino na