Por la manada.
KAELAN
La enfermería olía a hierbas y a agua caliente. Lau me había dicho que Rhyd necesitaba hablar conmigo; me contó que había rescatado a una mujer, pero no quiso dar más detalles, así que vine de inmediato. Entré buscando a Rhyd y lo encontré inclinado sobre una olla pequeña, removiendo con cuidado, concentrado.
—Rhyd. —mi voz rompió el silencio—. ¿Qué haces aquí a estas horas… y cocinando?
Él no se dio la vuelta; seguía meticuloso en lo suyo. Levantó la cabeza y me ofreció una cuchara como quien ofrece tregua.
—Preparando comida para Mila —dijo—. No iba a dejarla sola. Tiene que recuperar fuerzas antes de moverla.
—¿Quién es Mila? —pregunté.
—La hembra que rescaté del campamento de Aris —me dijo con una sonrisa contenida—. Así es. Descubrimos dónde se esconde ese bastardo.
—¿Cuándo? —insistí.
—Esta noche. Vinimos de allá; uno de los renegados nos guió —respondió—. Fue idea de Tom.
Me acerqué y miré a la mujer dormida. La mano de Rhyd se cerró un instante sobre la mía y sentí en s