Nose cuantos minutos fueron que me quede comtemplando como se veian, ver a Alex ahí con su mamá, recordar todo lo que me contó, de como ella se fue, de como él aunque no lo dijera, la extrañaba y ahora ... ahora estaba con ella, me dolía el corazón por que no era la forma en como tenian que encontrarse pero sentia alivio de saber que ella estaba viva y él, él podia abrazarla.
—Sabía que vendrías —susurró ella, con esa mezcla de alivio y ternura que tienen las madres cuando algo que temían se cumple al revés, cuando el hijo aparece contra todo pronóstico.
Se miraron unos segundos, en un silencio que parecía contener años de conversaciones pendientes. Alex le besó la mano, y luego, girando un poco, me buscó con la mirada.
—Mamá, ella es Valentina… —sus palabras se quedaron suspendidas, como si no hiciera falta más explicación.
Sofía me observó detenidamente. No con la curiosidad de quien evalúa, sino con el interés de quien ya sabe y solo quiere confirmar que la historia que le contaron