Me tenía tomada por las caderas desde atrás y el agua de la ducha nos cubría, me penetró con fuerza una y otra vez, con una de sus manos alcanzó mi pecho y gemí de placer cuando su boca me besó en el cuello.
—¡Oh! Eitor, sigue…
Se abrazó a mi cintura y siguió dentro de mí con ritmo frenético, me agitaba contra su cuerpo hasta que las convulsiones de mi cuerpo se detuvieron. Él gimió sobre mi oído y me besó en el cuello.
—¡Eres muy sexy! —me dijo jadeando.
—¡Después me cuentas cómo te va con mi hermana! Jelena ¿No? —dije burlona.
Él se fastidió, salió de dentro de mí y se salió de la ducha, se colocó una toalla sobre la cintura. Su expresión era adusta. ¿Por qué estaba tan aprensivo con el asunto? Al cuento que me contaba le faltaba una parte. Tenía que descubrir qué. ¿Por qué no quería casarse con Jelena? Era una chica hermosa y note que no le fue indiferente. Todo eso me atormentaba.
Debía arreglarme para ver a la chica. Iríamos de nuevo a su lugar, al que construyó con papá, me puso