Dos meses después.
El día que no decían el sexo del bebe estaba dos veces emocionada, una porque sabría el sexo de la criatura y dos porque vería a Gael, Eitor lo convenció de vernos en un apartamento de su propiedad para compartir la noticia con él. Eitor no estaba de acuerdo, fue idea mía, extrañaba a Gael y quería verlo, me sometía a la tortura de no verlo, no hablarle con el asunto de mi seguridad como excusa. Eitor y yo compartíamos la cama, la habitación, los secretos, lo veía y no podía creer que hubiese llegado a representar tanto para mí cuando lo recordaba vestido tan ridículo en la playa.
—¿De qué te ríes?
—Te recordaba usando gel fijador para el cabello en plena playa—reí.
—¿Lo superarás algún día?
—No. La verdad no.
Me abrazó dejándome un beso en la cabeza. Bajamos tomados de mano y fuimos a la consulta. Olivia y Valentín querían que hiciéramos la consulta con ellos, y descubrir el sexo de los bebes el mismo día. Eitor, encantador de serpientes como siempre, los convenció