Un año después.
Juan Pablo corrió detrás de Amelia y entre los dos arruinaron la decoración, en pocas horas llegarían los invitados y las decoradoras estaban a punto de renunciar; Juan Pablo era travieso, pero Amelia salió a su madre, pura maldad como Olivia. ¿Cómo esos dos chiquillos de un año podían causar tanto desastre y con tanta saña?
—Amor, ¿Qué haces? Encierra a los niños—gritó Jelena.
—¿Yo? ¿Y las niñeras? ¡Para lo que quedé!, puede que guarde a Juan Pablo, pero la pequeña diabla de Olivia que la guarden sus padres—me quejé.
—Las chicas de la decoración están molestas, renunciaron—comentó Ramsés.
—¡Dios y ahora!—exclamó Jelena, pero como siempre no había terminado de decir nada cuando ya Gaviota y Buzo inflaban globos y armaban todo junto con Ramsés.
Suspire aliviado.
—Al menos no tengo que inflar globos.
Jelena se colgó de mi cuello.
—Esta noche te iba a compensar soplándote a ti, si ayudabas con la decoración. Ya llegó mi traje de gatita—dijo haciendo pucheros.
—No caigo en