Mari apretó su bolso con la mano, lista para golpear a Daniel sí él se acercaba más de lo debido, los escoltas se habían dado cuenta de la situación y venían desde atrás, con cautela.
— ¿Vienes a reclamarme otra vez? ¿O para inventar otra demanda? — Preguntó Mari con autoridad.
— No, Mari… — Daniel negó con la cabeza, deteniéndose al notar a los escoltas acercarse. — No vine para pelear… Solo vine para… Para hablar contigo.
Daniel se dejó caer en el piso de rodillas, frente a ella, levantando las manos como si se estuviera rindiendo, Mari abrió los ojos de par en par, sorprendida.
— Todo me salió mal, Mari, perdí a mis hijos, perdí la empresa, perdí a todos… — Gimió Daniel amargamente. — Hasta Kelly me dejó solo.
Mari lo observó sin una pizca de compasión, pero tampoco con crueldad, conociendo a Daniel, ella sabía muy bien que está actuación podía ser una trampa.
— Todo lo que te pasó es consecuencia de tus actos…
— No lo entiendes, Mari… — Respondió Daniel, con los ojos crist