— Bueno, todo está en orden… Mari, estás muy bien, tus hijos también están muy bien… Vi en las noticias como quedó el auto, tuvieron mucha suerte… — Declaró el doctor al tiempo que revisaba en su carpeta los resultados de los exámenes hechos.
— Gracias, doctor. — Sonrió Mari, aliviada.
Isabela, Máximo, Albert, Patrick, David, Daniel, todos estaban juntos en el pequeño cubículo, algo usualmente prohibido, pero al tratarse de una familia tan importante y reconocida como los Collins Sinclair, nadie se atrevía a decirles nada.
— Bien, ya puede volver a casa con sus hijos, señora Mari, pero… Manténganse de reposo, descanse de sus actividades diarias por unos días, esta debió ser una experiencia muy estresante y fuerte, así que algo de tranquilidad le hará mucho bien… — Concluyó el doctor frente a todo el tumulto de familiares.
— Claro, lo tomaré en cuenta… — Asintió Mari, ya irguiéndose en su camilla, lista para levantarse e irse, al tiempo que el doctor se retiraba.
Todo lo que Mari