Finalmente, ninguno de los dos dijo lo que debían decir.
Alejandro estaba desesperado, no podía poner en riesgo la misión y era eso lo que estaba haciendo.
Pasó por el departamento de Alejandra, tenía que hablar con ella.
La encontró desvanecida, acompañada por su hermana, que no hacía nada más que llorar.
Llamó a una ambulancia y la trasladó a la clínica.
Estaba descompensada.
Le hicieron varios estudios y decidieron que se quedara internada.
-Tengo que ir a trabajar.
Le dijo a su cuñada.
- ¿No te podés quedar con ella? Te necesita.
-Lo sé, pero te pido que la acompañes vos, cuando salgo del programa, regreso.
La hermana de Alejandra no estaba de acuerdo con lo que decía Alejandro, porque pensaba que él estaba huyendo de su responsabilidad como pareja, sin saber todo lo que él estaba exponiendo solamente por ayudarla.
Hizo el programa de radio y luego de comer algo de pasada, volvió a la clínica.
Los reproches de su cuñada se hicieron oír.
-Acompañame a mi consultorio.
Le dijo ya can