-Pienso día y noche en vos… cuando me acuesto, hasta me acompañás en mis sueños.
Dijo Alejandro, con un sentimiento verdadero.
-Sí, pero la que está al lado tuyo todas las noches no soy yo.
Luego de decir esas palabras, Rebeca se mordió los labios.
-Perdón.
Dijo bajando la mirada y esperando una serie de palabras nada halagadoras, porque estaba acostumbrada a tener devoluciones insultantes de parte de Camilo.
-Rebeca, mirame, por favor.
Ella levantó la mirada y esperando una reacción que nunca llegó.
Con una tierna sonrisa y un tono que ella no conocía, él comenzó a hablar.
-Linda… no puedo dejarla, ella tiene cáncer, los resultados de sus estudios van empeorando.
-Perdón… es que no soporto esta situación… yo, de noche no puedo dejar de imaginarme que la estás abrazando, besando, mimando.
-Eso no pasa, al menos no pasa de la manera que vos te imaginás.
- ¿Y cómo pasa?
-No tengo relaciones sexuales con ella.
-Creo que eso deben decir todos los hombres que tienen amantes.
-Posiblemente