- ¿Estás loco? Ya no voy a soportar ningún maltrato de tu parte.
Rebeca se enfrentó con claridad a Camilo.
-Ahora sos valiente porque está tu jefecita.
Le contestó con desprecio.
-Me parece que no entendiste, vas a respetar a Rebeca y al niño.
- ¡Dije que no te metas! ¡No sos nadie!
-Soy una persona con poder e influencias, sino no querés pasarla mal, cambiás tu forma de tratar a Rebeca, porque ya no soporto ver la soledad en su mirada, ni ver como el miedo la acompaña, ella no está sola, tiene amigas que la vamos a ayudar y vamos a estar pendientes de cada una de tus acciones.
Camilo se rio con desprecio.
-Ya lo conocí, ahora voy a trabajar, te veo a la noche, en casa.
- ¿Sos idiota? Ella se va a ir cuando el médico le dé el alta y eso hoy no va a suceder.
-Solamente tuvo un hijo.
- ¿Y te parece poco? Andá a trabajar y dejame tranquila, sos ignorante, o peor, te hacer el ignorante, porque ya tenés un hijo y sabés cómo funciona.
Rebeca ya no le iba a dejar pasar nada, ella tenía que