Un mes había transcurrido desde el anuncio de la boda, Lena intentó participar en los preparativos. Sin embargo, Florencia fue tajante. "Yo me encargaré de todo. Será una ceremonia íntima, solo familia". Cada palabra sonó a sentencia. Lena buscó el respaldo de su madre, pero solo encontró indiferencia, no tuvo más remedio que aceptar.
Cuando solo faltaba un día para la ceremonia, Bruno ya había regresado a Boston, pero ni siquiera se había dignado a visitar a su futura esposa. La boda se realizaría en la mansión Barker, y Lena, impulsada por una mezcla de ansiedad y curiosidad, decidió inspeccionar los preparativos, al llegar a la mansión, Gema la recibió con calidez, y juntas caminaron hacia el patio trasero, donde varios trabajadores colocaban guirnaldas florales en los pilares de la carpa nupcial. A Lena le parecía todo hermoso, y una sonrisa espontánea iluminaba su rostro.
—¡Qué emoción! Todo se ve precioso... —murmuró Lena mientras sus dedos fríos se aferraban a los de Gema—. Est