Amantes o enemigos (1era. Parte)
La misma noche
New York
Club Aeronáutico
Nicky
Dicen que los desastres emergen uno tras otro, como una avalancha de problemas que te dejan sin aliento, pero lo realmente perturbador es sentir que te hundes, que te quedas sin fuerzas porque tu pequeño castillo de naipes se derrumba delante de ti con una ligera brisa. Lo que te sostenía, lo que creías firme, se deshace como ceniza en el viento, y de pronto, estás ahí, en el suelo, mirando los restos de algo que juraste era real. A veces no es una tormenta la que destruye, a veces es una simple palabra, una mirada, una verdad callada demasiado tiempo.
Entonces llega ese momento donde el corazón se queda quieto, como si quisiera esconderse para no seguir recibiendo golpes. Te arde el pecho, se forma un nudo en la garganta, y el silencio... ese maldito silencio... se vuelve refugio. Porque hablar sería admitir que te rompieron. Porque explotar sería aceptar que te importa. Y duele. Duele como si te arrancaran algo sin anestesia, como si al