Mundo de ficçãoIniciar sessãoKael
Su beso no fue dulce fue un desafío un puñetazo en la boca que gritaba 'Si voy a morir, hazlo tú" Y yo Kael, el Alpha que había dominado legiones me quebré por ese simple toque. Un gruñido, bajo y animal, escapó de mi garganta. El control que había mantenido se hizo añicos en ese instante, no era Kael el político o el estratega era el Alpha, la tomé con una fuerza brutal, mis manos agarrando su cintura, atrayéndola con una necesidad desesperada la besé con la rabia contenida, el sabor de ella esa mezcla de ceniza, desesperación y mi propio vínculo, era embriagador. El beso se profundizó, volviéndose una exigencia primaria, ella era mi Mate mi cuerpo no aceptaba barreras, la arrojé suavemente sobre la cama, mi peso cayendo sobre ella, mis manos explorando su cuerpo frágil con la intención de marcarla de poseerla, de fundir la conexión en algo que me permitiera ignorar a Lia, la política y las dos semanas que nos separaban de la mentira. Quería borrar el dolor de su rostro y de su alma con mi presencia. — Mío —gruñí contra su piel pero en el instante en que sentí su cuerpo rendirse por el peso y la sorpresa y no por el deseo, me detuve. Una mano temblorosa se alzó entre nosotros sus ojos dorados estaban húmedos y llenos de pánico, pidiéndome clemencia — No... Kael. Por favor, no —susurró Lyra, con la voz rota la desesperación en su rostro me golpeó como un puñetazo frío en el centro del pecho. Me alejé de ella, sintiendo una vergüenza ardiente un castigo, me senté en el borde de la cama, mi respiración agitada y mi cuerpo temblando por la intensidad de la represión. Joder, había actuado exactamente como el depredador que temía ser, había prometido protegerla. — Perdóname, Lyra —dije, sintiendo la humillación en la boca había perdido el control que me definí—. Perdóname, perdí el control no debí...Pero el vínculo gritaba— Me giré hacia ella de nuevo, incapaz de resistir la atracción, tomé su mandíbula con extrema dulzura esta vez y volví a besarla, pero ahora con una reverencia desesperada un lento reconocimiento. — Tú eres el fuego, Lyra —susurré contra su boca, el sabor de ella era mi única droga—. Tú eres todo lo que alguna vez solo deseé si lograba conseguir a mi mate. Me aparté de golpe si seguía allí un instante más, no habría vuelta atrás, no podía sacrificar a toda mi manada por un instante de éxtasis, me puse de pie y salí de la habitación, cerrando la puerta con una precisión militar que desmentía el volcán que ardía en mi pecho. Caminé hacia mi despacho necesitaba números, mapas, tácticas, cualquier cosa que no fuera el recuerdo de su cuerpo bajo el mío pero cada paso que daba me traía de vuelta el sabor de Lyra, el color de sus ojos dorados, el toque de su pelo blanco como su pelaje de loba. — ¡Kael! —Lia saltó de la silla, su voz era aguda y cargada de reproche—. ¿Dónde estabas? Debes estar presente para escoger los detalles de la boda no puedes desaparecer en un momento como este.—La escuchaba, pero veía el rostro de Lyra lia era la solución política, pero Lyra era la verdad de mi sangre. — No me importa el inventario, Lia —dije, mi voz grave, sin paciencia. Ella intentó acercarse, pero la detuve levantando una mano el recuerdo del beso de Lyra me daba una claridad brutal para enfrentar esta farsa.— Sé lo que hiciste —dije, mi voz como una sentencia, el lobo en mí exigía justicia por la herida de mi Mate—. Sé que fuiste a molestar a Lyra y sé que la amenazaste. Lia se puso rígida, la máscara se había caído por completo. — Solo protejo lo que es mío, Kael —dijo Lia, con un tono oscuro y resentido—. Lo que será nuestro.— Me reí sin humor. — Aquí no hay "nuestro" ni "tuyo", Lia hay un trato político y nada más es un acuerdo por el bien de la estabilidad de nuestras manadas no lo olvides.— Lia intentó besarme acercándose con suavidad. — No seas así, Kael, estás estresado ven aquí— La detuve, no quería que el beso de Lia lo borrara, no quería contaminar la memoria del fuego de Lyra. — Tengo cosas que hacer —dije, alejándome el aroma a jazmín y miel de Lia era irritante. Salí del despacho deseaba a Lyra con una intensidad brutal, quería volver tomarla en mis brazos y terminar lo que habíamos empezado pero no podía, la Sombra de Acero necesitaba esta alianza, yo era el Alpha mi destino era servir a mi manada pero ella era mi mate y ella merecía más que ser mi juguete. Cerré los ojos y tomé una decisión no podía tenerla como mate, pero podía darle la única cosa que me había pedido venganza. Me giré, mi destino no era la sala del consejo ni la planificación de la boda caminé de vuelta a su puerta, iba a proponerle algo un trato, una alianza que nos permitiría a ambos sobrevivir con un propósito. 






