Narra Cristian.
Estaba en mi departamento, solo, como casi siempre últimamente.
No dejaba de pensar en ella… Kendall.
Tan fuerte, tan distinta. Su personalidad había cambiado de la noche a la mañana, y aunque no entendía del todo por qué, esa nueva versión de ella me resultaba irresistible.
Me mordí el labio inferior con deseo, mientras estaba sentado en mi escritorio.
Frente a mí, varias fotos suyas.
¿Cómo no vi su belleza antes?
¿Cómo demonios fui tan ciego?
Tuve la oportunidad de ser feliz con ella.
De amarla y ser amado.
Y lo arruiné… por Brittany.
Pensé en Brittany y no sentí lo mismo. Ya no tenía sentido.
Lo que alguna vez sentí por ella se reducía ahora a recuerdos vacíos. Tal vez solo era deseo, y ni siquiera eso últimamente.
Cerré los ojos.
Volví a imaginar a Kendall.
En mis brazos.
Diciéndole que era la mujer más hermosa que mis ojos habían visto.
Imaginé mis manos recorriendo su cuerpo… tocando sus glúteos con mi palma abierta, acariciándo