Narra Kendall.
Mi corazón latía tan rápido que sentía que en cualquier momento se me saldría del pecho. No planeaba ocultarle el embarazo a Ethan, pero tampoco quería que se enterara de esta forma. Aun así, allí estaba, mirándome con esa intensidad que desarma, que me atraviesa como si pudiera leerme por dentro.
Mis labios se entreabrieron, pero no salió palabra alguna. Quería hablar, explicar, hacer algo… pero parecía que había olvidado cómo se hacía eso: hablar.
—Kendall —dijo mi nombre con una voz suave, pero cargada de tensión. Cada sílaba llevaba consigo una tormenta de emociones.
Él bajó la mirada hacia la mesa, justo donde estaban los análisis y las indicaciones médicas. Extendió la mano para tomarlos, pero Lili fue más rápida. Los agarró sin pensarlo dos veces.
—Ethan, nosotras hablamos de eso porque… —empezó Lili con nerviosismo, tratando de suavizar lo inevitable.
—Lili, por favor, déjanos a solas —la interrumpió Ethan sin siquiera mirarla. Su voz fue firme, sin