Narra Ethan.
Mientras estoy en la oficina, revisando cada detalle de mi plan para el próximo movimiento, el silencio es interrumpido por el sonido agudo del teléfono. Lo tomo con calma, aunque mi mente ya está a mil.
—Señor, dos agentes de la policía desean hablar con usted. —me informa mi secretaria con voz tensa.
Una sonrisa apenas perceptible se dibuja en mis labios. No dudo en responder:
—Dígales que pasen.
Apoyo los codos sobre el escritorio, entrelazo mis manos y respiro profundo. El juego está llegando a su final. Es hora de terminar con Brittany… del mismo modo en que terminé con Cristian.
Los oficiales entraron con pasos firmes, educados, pero yo podía leer la desconfianza en sus ojos. Me puse de pie con calma, como si nada me inquietara, y estreché sus manos con una seguridad calculada.
—¿En qué puedo ayudarles? —pregunté, fingiendo cordialidad, aunque en el fondo sabía perfectamente lo que buscaban.
—Buenos días. Soy el oficial Castro y él es mi compañero,