Narra Ethan.
Durante toda la noche medité cada paso que llevaría a Cristian a la cárcel. Solo saber que ese cerdo miserable intentó atacar a Kendall era razón suficiente para mandarlo al otro mundo… pero como me gusta el caos, prefiero verlo tras las rejas, pudriéndose lentamente.
Estacioné mi coche en el hospital. Hoy, por fin, mi padre sería dado de alta. Antes de ir a su habitación, me dirigí a la habitación de Klaus. Busqué con la vista a Kendall, pero no había rastro de ella.
Toqué levemente la puerta.
—Pasa —escuché del otro lado.
Abrí y entré. Klaus estaba dentro, acompañado de su secretaria. Al verme, ella se despidió con un gesto cortés y salió.
—¿Cómo te encuentras? —pregunté con preocupación.
—Estoy bien. Te llamé porque me enteré de que Kendall está embarazada… y tú eres el responsable.
Asentí con la cabeza.
—Veo que te lo has tomado con calma —contesté con una sonrisa.
—No me malinterpretes, me alegra que ella haya olvidado al baboso ese, pero no quier