Narra Ethan.
Salí de la discoteca sin pensar, con el corazón latiéndome tan fuerte que apenas podía respirar. No sabía en qué momento la perdí de vista, pero el solo hecho de no tenerla cerca me desesperaba.
La busqué como un loco por el estacionamiento, entre la música a lo lejo y los autos con luces intermitentes. Fue entonces cuando la vi.
Y maldije.
Kendall estaba forcejeando con el tipo junto a un auto negro. Al principio no entendí lo que pasaba. Pensé que discutían. Pero en cuanto vi cómo él intentó besarla a la fuerza y ella se hizo a un lado, lo supe: ese bastardo no entendía un no.
—¡Te dije que no! —gritó Kendall mientras lo empujaba.
Él se acercó de nuevo, más agresivo. Le agarró del brazo con fuerza y luego... luego pasó lo que me heló la sangre.
De un tirón le rompió la blusa.
Eso fue suficiente.
Caminé directo hacia ellos, mis pasos firmes, rápidos, llenos de rabia. Cada músculo de mi cuerpo gritaba venganza. El tipo no me había visto aún, estaba demas