Narra Kendall.
El ambiente festivo se congeló.
De pronto, en la pantalla gigante apareció algo que nadie esperaba. La imagen era borrosa al inicio… hasta que se aclaró por completo.
Una niña disfrazada de rata.
Brittany.
Los gritos de un grupo de estudiantes comenzaron a resonar desde los parlantes:
—¡La rata! ¡La rata! ¡Ahí está la rata!
Todos los ojos en la sala se abrieron como platos.
Brittany, en el video, estaba en el suelo. Su rostro cubierto de lágrimas, sus manos protegiéndose la cabeza, mientras los estudiantes la empujaban y se burlaban de ella sin piedad.
Un silencio incómodo invadió la fiesta… y entonces, estallaron las risas.
No de burla directa, sino esas carcajadas nerviosas, de quienes no saben cómo reaccionar ante lo que están viendo, pero no pueden evitarlo.
—¡Quiten ese video ahora! —gritó Brittany, fuera de sí, con el rostro rojo y los ojos empañados por la furia.
Corrió hacia el DJ, pero él levantó las manos, desconcertado.
—¡No fui yo! ¡