Narra Ethan.
Me quedé en mi oficina, saboreando un whisky. Una parte de mí se sentía victoriosa. Había logrado parte de mi cometido: sacar a Cristian del medio.
Pero la satisfacción no era completa. Un dolor punzante me atravesó el pecho al recordar a Kendall saliendo de ese baño.
Su expresión. Su decepción. Me marcó más de lo que debería, ¿cómo me miraba de ese modo cuando ella estaba en lo que estaba?
El teléfono sonó. —Klaus— Respondí, y tras unas palabras secas, me dirigí hacia su oficina. La puerta estaba entreabierta. Entré con paso firme.
—Cierra la puerta —ordenó, invitándome a pasar con un gesto.
Sobre su escritorio, una botella de whisky y dos vasos. Me ofreció uno. Lo tomé.
—¿Para qué soy bueno? —pregunté, directo.
—Quiero que te encargues de Cristian. Fuiste tú quien descubrió su traición, es justo que termines lo que empezaste.
Asentí sin mostrar emoción. Llevé el vaso a mis labios y justo cuando iba a terminar el trago y ponerme de pie, un suave toque en