Mundo ficciónIniciar sesiónLuego, Emilio giró la cabeza. Miró a Luca. —Papá —susurró.
La palabra, tan simple y tan cargada, golpeó a Luca con la fuerza de un huracán. Se acercó instintivamente, arrodillándose frente a Emilio, poniendo su mano vendada sobre la rodilla del joven. No dijo nada, solo asintió, sus propios ojos inundados por las lágrimas.
En ese momento, Guillermo, que había estado observando la escena, la conexión formándose entre su gemelo y su recién descubierto padre, sintió una punzada de pánico helado. De soledad. —Mamá... —comenzó, su voz era un







