Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche en un hospital tiene su propio pulso, un ritmo lento y antiséptico marcado por el suave zumbido de las máquinas y el eco de pasos lejanos en pasillos vacíos. Para Guillermo, sentado en la vigilia junto a la cama de su madre, cada pitido del monitor era un recordatorio de su fracaso. La noche fue un largo y tortuoso viaje a través de su propia memoria, un carrusel de recuerdos que ahora veía con una claridad dolorosa y terrible.
Recordó las veces que su madre cancelaba planes a última hora por una "migraña" que la dejaba con los ojos hinchados. Las mangas largas en pleno verano. La forma en que se sobresaltaba si su padre entraba de repente en una habitación. Eran piezas de un rompecabezas que siempre habían estado frente a él, pero que su ceguera voluntaria se había negado a ensamblar. La culpa, ahora que el velo se había rasgado, era un áci







