Isla permaneció inmóvil mientras el investigador terminaba, la luz fluorescente de la pequeña sala de conferencias cortaba la brillante superficie de la mesa como una cuchilla. La tableta del hombre estaba colocada entre ellos; la golpeó una vez más, como si repetir los hechos pudiera hacerlos menos exasperantes. "Señora", dijo con voz cautelosa, "hemos revisado todas las bases de datos nacionales, registros civiles, historiales hospitalarios, registros de pasaportes y visados, rastros de redes sociales e incluso un par de listas privadas. Nada: ni partida de nacimiento, ni pasaporte, ni carnet de conducir, ni declaración de la renta, ni perfil social antes de que Mateo la trajera.
La ubicación que Mateo dio —el nombre del pueblo que mencionó— no aparece en ningún mapa gubernamental. Nuestra fuente interna en la casa de Mateo dice que la trajo a casa una noche y que estaba muy enferma; la dejó en su habitación privada, y los médicos fueron y vinieron durante meses. Pero los médicos co