37. Traidores expuestos
—¿Estás segura, hija? —insistió Chester, preocupado—. No quiero que te expongas así y termines afectada.
—Estoy segura, papá. No te preocupes. ¿Ya está todo listo?
—Sí, lo está. Te esperan afuera.
—Salgo en un momento.
Chester la miró con duda antes de retirarse de la habitación. Medea permanecía sentada frente a su tocador, con el rostro ligeramente inclinado hacia el espejo. No podía ver su reflejo con claridad—apenas una silueta difusa y sombría—pero bastó para que una sonrisa se dibujara en sus labios.
—¿Les entregaste el material a los periodistas, Rogelio? —preguntó, manteniendo la voz serena.
—Sí, señora. A esta hora ya debe estar circulando por todos los medios —respondió el anciano que permanecía detrás de ella.
Medea asintió, complacida. No había planeado hacerlo… pero Elian la había empujado demasiado lejos. Desde que comenzaron a circular rumores sobre su separación, su nombre se había convertido en sinónimo de escándalo. La pintaban como una villana, la esposa que se marc