Después de un momento lleno de coqueteo Regresaron al Interio del Castillo, Kael se acercó a ella, su presencia física imponiéndose en el espacio entre ellos.
—Propongo que empecemos por nosotros —dijo, su voz baja y cargada de intención—. Si podemos encontrar un terreno común, tal vez nuestros pueblos sigan nuestro ejemplo.
Kyra lo miró, sus ojos azules brillando con una mezcla de curiosidad y recelo.
—¿Nosotros? —repitió, su voz apenas un susurro—. Kael, sabes que esto se consideraría traición. Nuestros reinos no lo entenderían.
Él asintió, su expresión seria pero no arrepentida.
—Lo sé. Pero a veces, la traición es necesaria para lograr algo mayor. ¿No crees?
El silencio que siguió fue tenso, cargado de posibilidades. Kyra sintió cómo su corazón, aunque lento y frío como el de todos los vampiros, latía con una intensidad inusual. La atracción entre ellos era palpable, un fuego que había ardido en secreto desde el primer momento en que se habían encontrado. Pero era un fuego pelig