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Capitulo 2. El castillo de los vampiros

*Capítulo 2: El Castillo de los Vampiros*

Eliana se despertó en una habitación lujosa, con cortinas de terciopelo rojo y muebles antiguos que parecían haber sido tallados en una época pasada. La habitación estaba iluminada por velas que proyectaban sombras danzantes en las paredes, y el aire estaba lleno del aroma a cera y a perfume. Se sentó en la cama y se miró alrededor, tratando de recordar cómo había llegado allí. De repente, recordó la noche anterior y el hombre que la había mordido.

La habitación estaba decorada con un estilo gótico, con detalles intrincados y símbolos misteriosos que parecían tener un significado profundo. Eliana se sintió un poco intimidada por la opulencia de la habitación, pero también se sintió atraída por la belleza y la elegancia que la rodeaba. Se levantó de la cama y se acercó a una de las ventanas, donde pudo ver el castillo y sus alrededores. El castillo estaba rodeado de jardines y fuentes que parecían haber sido diseñados por un artista, y en la distancia se veían las montañas que rodeaban el valle.

Mientras miraba por la ventana, Eliana se sintió un poco mareada. No sabía qué estaba sucediendo con su cuerpo, y se sentía débil y desorientada. Se apoyó en la ventana para no caer, y cerró los ojos tratando de recuperar el equilibrio. Cuando los abrió de nuevo, vio a un sirviente que entraba en la habitación con una bandeja de plata en la mano.

"Buenos días, señorita", dijo el sirviente con una reverencia. "Me llamo Thomas. Estoy aquí para servirla. ¿Desea desayunar?"

Eliana se sintió un poco confundida, pero asintió con la cabeza. Thomas le sirvió el desayuno y se retiró, dejándola sola en la habitación. Eliana se sentó en una silla y comenzó a comer, tratando de entender qué estaba sucediendo con su vida. El desayuno estaba delicioso, y Eliana se sintió un poco mejor después de comer.

Mientras comía, Eliana se dio cuenta de que su sentido del olfato había cambiado. Podía oler el aroma de las flores en el jardín, y el olor a pan fresco que provenía de la cocina. También podía oler el aroma a sangre que provenía de su propio cuerpo. Se sintió un poco asustada por este nuevo sentido, pero también se sintió fascinada por la forma en que su cuerpo estaba cambiando.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta y vio al hombre que la había convertido en vampira. Estaba de pie en la puerta de la habitación, con una sonrisa en el rostro.

"Buenos días, Eliana", dijo. "Espero que hayas dormido bien. Me llamo Lucien, por cierto".

Eliana se sintió un poco incómoda, pero trató de sonreír. "Buenos días, Lucien", dijo. "Sí, he dormido bien. Gracias por preguntar".

Lucien se acercó a ella y la tomó de la mano. "Vamos", dijo. "Hay mucho que debes saber sobre tu nueva condición. Y hay alguien que quiere conocerte".

Eliana se sintió un poco nerviosa, pero siguió a Lucien. No sabía qué estaba sucediendo, pero sabía que su vida había cambiado para siempre. Mientras caminaba detrás de Lucien, se dio cuenta de que estaba empezando a sentir una conexión con él. No sabía si era porque la había convertido en vampira, o si era porque había algo más entre ellos. Pero sabía que estaba dispuesta a descubrirlo.

La habitación en la que se encontraban era grande y lujosa, con un techo alto y paredes adornadas con tapices. Había una chimenea en la que ardía un fuego que calentaba el ambiente, y el aire estaba lleno del aroma a leña y a humo. Eliana se sintió un poco más cómoda en esta habitación, y comenzó a relajarse en presencia de Lucien.

"¿Dónde estamos?" preguntó Eliana, mirando alrededor de la habitación.

"Estamos en el castillo de los vampiros", respondió Lucien. "Este es un lugar seguro para nosotros, donde podemos vivir sin temor a ser descubiertos".

Eliana asintió con la cabeza, tratando de entender. Sabía que los vampiros eran criaturas nocturnas, y que vivían en la sombra. Pero no sabía mucho más sobre ellos, y se sintió un poco curiosa por saber más.

"¿Qué va a suceder ahora?" preguntó Eliana, mirando a Lucien.

"Ahora, vamos a conocerte a los demás", respondió Lucien. "Y vamos a empezar a enseñarte sobre tu nueva condición".

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