Mi hermano se ríe de la situación pero para mi no es para nada gracioso. No me esperaba este problema cuando tenemos muchas otras cosas más que hacer.
—Hermano, parece que estás en un aprieto —me dice Kaelos, con una sonrisa burlona en el rostro—. Tu esposa está enfadada, y tu harem... bueno, digamos que no es exactamente el paraíso que creías que sería.
Me cruzo de brazos, intentando mantener la calma.
—No es asunto tuyo, Kaelos —le digo—. Esto es entre mi esposa y yo.
Kaelos se ríe, con una carcajada profunda y esto que pasa es para tomarse las cosas muy enserio.
—Oh, claro que es asunto mío —me dice—. Después de todo, soy tu hermano. Y me encanta verte así, tan... complicado.
—No es gracioso, Kaelos —le digo—. Esto es serio.
Continua sin dejar de sonreír y lo quiero mucho como mi hermano, pero a veces me irrita mucho.
—Sí, sí, lo sé —me dice—. Pero no puedo evitar disfrutar del espectáculo. Tu esposa enfadada, tus mujeres del harem llorando... es casi como un drama griego.
—¿Qué qu