Me alejo un poco más de la puerta, intentando procesar lo que acabo de escuchar. No entiendo qué tipo de guerra se avecina, ni qué papel jugaremos en ella. De repente, escucho que Kaelos se acerca a la puerta y me apresuro a alejarme, no quiero que piense que estoy escuchando a escondidas.
Abro la puerta y entro con la bandeja en mis manos, intentando parecer natural.
—¿Qué es eso? —pregunta Kaelos, mirándome con curiosidad.
—Le traje algo de comer a Thane, se sintió mal y necesita reponer fuerzas —respondo con calma.
Kaelos me mira con una sonrisa irónica y dice:
—Ya estás actuando como su mujer.
—Estoy haciendo lo que cualquier otra persona haría —respondo con naturalidad.
—Eso no se lo cree ni tú, pero me parece bien —dice Kaelos con una sonrisa—. Ve, te está esperando.
Me tiembla la bandeja en la mano mientras me acerco a él. Thane me mira con una intensidad que me hace sentir nerviosa. Se sienta en su escritorio y se echa hacia atrás, indicándome que me acerque. De repente, se le