El día siguiente comenzó con la misma rutina que Clara había seguido en los últimos meses. La luz de la mañana se colaba por las cortinas de su departamento, iluminando las superficies ordenadas y pulcras. A pesar de la serenidad de la escena, Clara no podía dejar de sentir la presión en su pecho, como si estuviera atrapada entre dos mundos, dos versiones de la realidad, dos caminos que parecían contradecirse.
Se levantó lentamente de la cama, estirando los músculos tensos por el peso de la incertidumbre. No había dormido bien. El rostro de Marcos seguía flotando en su mente, sus palabras resonando como un tambor lejano, que aumentaba su ritmo con cada pensamiento. "Si decides quedarte, no solo estarás jugando con fuego, estarás alimentando las llamas." ¿Qué había querido decir con eso? ¿Qué tan profundo estaba el abismo en el que se encontraba, sin ni siquiera saberlo?
La imagen de Ignacio también la acosaba. ¿Cómo podía ser posible que alguien tan cercano, alguien en quien había con