El silencio que rodeaba a Sofía parecía opresivo, como si el aire mismo se hubiera detenido en su respiración. A medida que retrocedía por el conducto de ventilación, su mente trataba de procesar la traición de Helena, la amiga que había confiado y considerado su aliada. Cada palabra de Helena resonaba en su cabeza como un eco distorsionado, un recordatorio cruel de cuán poco sabía de las personas en las que había depositado su confianza. El pasillo por el que se deslizaba se alargaba interminablemente, como un túnel sin salida, mientras sus pensamientos se desbordaban.
¿Había estado todo esto planeado desde el principio? ¿Helena había estado manipulándola? ¿O acaso ella también había sido una víctima, arrastrada por la misma red de engaños que había atrapado a Sofía? Cada pregunta parecía desbordar la siguiente, creando un laberinto mental del que no sabía cómo escapar. Lo único que sabía era que no podía quedarse allí, atrapada en esa espiral de dudas. Tenía que salir de ese lugar,