Era temprano, aún no había salido el sol. La nieve seguía cayendo con suavidad, como si nada en el mundo pudiera ser cruel bajo aquel manto blanco. Pero el grito que se alzó en el ala sur quebró la calma con brutalidad.
Liria lo escuchó desde su habitación. Agudo, humano, inconfundible. No el lamento de quien teme… sino el de quien ha encontrado algo que ya no puede deshacerse.
Bryne entró minutos después, con el rostro más pálido que de costumbre. No dijo mucho. Solo que "hubo un accidente" cerca de las cocinas. Que "el paso está restringido" hasta nuevo aviso. Que "no es necesario que Su Alteza se alarme".
Pero Liria ya estaba alarmada.
Y