ANNELISSE DE FILIPPI
Entré al baño decidida pero nerviosa, quería que esta noche fuera mágica, mi primera vez con Silvano. Nuestros encuentros habían sido cada vez más intensos, pero siempre había una pared que no lográbamos derribar. Sabía que se controlaba, pero esta noche estaba decidida a ser su mujer.
Había comprado un conjunto de lencería al que no podría resistirse. Me alisté y me puse las pantis negras hasta el muslo, un porta ligas y unas bragas de encaje negro, un pequeño brasier que traslucía suavemente mi piel. Me puse una bata y solté mi cabello, un maquillaje suave y perfume. Me miré al espejo y me veía hermosa y sexy; no pude evitar sonrojarme.
Salí del baño y Silvano estaba con su celular, acostado en la cama. Cuando levantó la vista, su boca se abrió, recorriéndome con una mirada que se había oscurecido. Dejó caer el celular y se sentó como si estuviera en trance. Caminé lento hacia él y me giré.
— MlERDA…
— ¿Te gusta?
Él se levantó y se acercó a mí lento, como un ani