LUCIEN MORETTI
El sol apenas despuntaba en el horizonte de Barcelona, y yo ya llevaba rato despierto. Addy dormía profundamente, envuelta entre las sábanas blancas del hotel y mis brazos que jamás la dejaban. Su cabello caía en ondas sobre la almohada, y su respiración pausada llenaba la habitación de una paz que no sabía cuánto necesitaba hasta ahora.
Me senté al borde de la cama y le acaricié la mejilla. No se movió.
—Duerme, amore… —susurré, y salí en silencio al salón privado del penthouse.
Paolo ya me esperaba, puntual como siempre, con una carpeta en la mano y la mirada tensa.
—¿Qué encontraste? —pregunté sin rodeos.
Él me entregó los documentos y se sentó frente a mí.
—Sus padres son los Wilson, Tom y Angélica, vivieron en la misma ciudad donde residía Bastien… hasta que, de repente, se mudaron a España. Según los registros de migración, llegaron a Barcelona cuando Asher tenía apenas cuatro meses.
—¿Y antes de eso?
—Nada. Ni una sola foto del parto. Ni registros médicos de la m