SILVANO DE SANTIS
El silencio después de los disparos era espeso.
La sangre seguía escurriendo por las baldosas del jardín, oscura, tibia…
Y sin embargo, en mi pecho, solo había calma.
Lucien me miró una última vez antes de desaparecer por el pasillo.
Ni una palabra.
Ya habíamos dicho todo con las balas.
Me quité los guantes de cuero, los metí en el bolsillo y me limpié el rostro con una toalla húmeda.
—Limpia todo. Que no quede rastro.
—Sí, jefe.
Estábamos terminando de borrar los últimos vestigios de traición… después de tomar una ducha
…cuando escuché el rugido suave del motor.
Una de las camionetas entraba por la reja principal.
—MlERDA… —susurré, girándome—. Son ellas.
Corrí al ventanal y me asomé con disimulo.
Ahí estaban.
La manada al completo.
Tiff con gafas de sol y una bolsa brillante en cada mano.
Lucy bajando del brazo de Agus.
Clarita colgada del cuello de Asher.
Addy, Kiara, y la reina del caos: Marie, con su andar de desfile.
Y en medio de ese huracán femenino…
Josh.
El