BASTIEN DE FILIPPI
Llegué al departamento que tenía en Milán, donde me estaba quedando, donde traje a Kate la primera vez que vinimos. Abrí la puerta y ahí estaba, mi princesa, mi Kitty, sentada en el sofá leyendo un libro. Levantó la mirada y me sonrió, dejó su libro y caminó hacia mí, abrazándome. Me hundí en su cuello para inhalar su aroma.
—¿Pasó tu prueba?
—El maldito la pasó —susurré aún estrechándola en mis brazos.
Se alejó y me miró con una sonrisa.
—¿Lo dudabas? Cuando lo vi mirar a nuestra hija, supe que la adoraba como tú me adoras a mí, como Lucien adora a Addy. Solo me bastó con mirarlo. Pero no… tú tenías que probarlo, ¿cierto?
—Sí. El bastardo se llevó a mi niñita un fin de semana completo a París. Merecía que lo hiciera sufrir.
—Bastien, son mujeres. Nuestras niñas están grandes y tienen hombres que las adoran. Ahora podemos estar tranquilos. Cuéntame qué pasó.
Me tomó de la mano y me llevó a la cama. Me recosté en sus piernas mientras ella acariciaba mi cabello.
—Los